Este post está tarde, ojalá fuera disciplinada para hacer las cosas cuando tengo que hacerlas y no cuando ya no me queda de otra. Pero simplemente no podía dejar engavetada la reflexión de haber visitado esa ciudad y sobre todo, de haber aprendido que:
1. No se hacen negocios con todo el mundo.
2. Que la segunda planta es la tercera.
3. Que no te vas de bonche, te vas de marcha.
4. Que los amigos son amigos, no importa la distancia.
5. Que puedes ir cantando a todo pulmón en la calle y de seguro un desconocido completa tu canción.
6. Que pase lo que pase, no pasa nada.
7. Que no existe el adiós, sino el hasta luegoooo.
Quizás no sean muchas, pero de que me sirven, me sirven. Sobretodo por las risas compartidas, los llantos calmados por terceros, la diversión y la agradable sensación de reunirme con gente que a pesar de haber conocido hace mucho, siguen ganándose el mismo pedacito de mi corazón que antes ocupaban.
"Pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,
pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,
pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid,
pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,
pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid,
pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid."*
(*Joaquín Sabina- Yo me bajo en Atocha)
